D.O. RÍAS BAIXAS

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La Denominación de Origen Rías Baixas comienza su breve historia en 1980. El 30 de abril de 1984 se aprueba el reglamento de la Denominación Específica Albariño y su Consejo Regulador.

  • Los vinos monovarietales de Albariño tienen un color amarillo pajizo, con tonalidades doradas y verdosas.
  • En nariz poseen una gran complejidad aromática, en la que desatacan los aromas florales y frutales de intensidad media-alta.
  • En boca es elegante y completo debido a su alto componente glicérico. Posee una sensación táctil grasa y un postgusto persistente.

Los vinos Rosal y Condado están personalizados por llevar en su composición, además de la variedad Albariño, las variedades Loureira y Treixadura respectivamente. Son vinos de aroma intenso, con una ligera acidez y complejos en la boca, donde la influencia de las variedades de la zona aportan matices diferenciadores, con sensaciones vegetales y florales en nariz aportadas por el linalol (rosa) y el hexanol (vegetal).

La Denominación de Origen Rías Baixas se extiende por un terreno con una altitud que raramente supera los 300 metros, próximo al mar y asociado a los tramos inferiores de los ríos Ulla, Umia, Oitavén, Xabrina y Miño con sus afluentes Tea y Louro.

Se trata de una zona vitivinícola con una vocación climática marcadamente atlántica, de temperaturas suaves (entre 10ºC y 25ºC), con cuatro estaciones perfectamente diferenciadas, cortas oscilaciones térmicas y una amplia pluviometría durante todo el año, que desciende significativamente en verano.

Las variables mesoclimáticas: topografía, exposición, orientación y la proximidad al mar o a los ríos pueden matizar los caracteres generales del clima y aportan diferencias entre las cinco subzonas reconocidas en dicha D.O.P.: Condado do Tea, O Rosal, Ribeira do Ulla, Soutomaior y Val do Salnés. Las condiciones de temperatura y humedad de la primavera, así como del verano, determinan una gran expresión vegetativa de la vid.

La D.O.P. comprende un territorio asociado a la orogenia Hercínica, donde destacan los suelos sobre materiales graníticos, pero en los que hay sitios para los suelos sobre materiales metamórficos (esquistos), y los generados sobre materiales sedimentarios (aluviones continentales de origen cuaternario). En su mayoría se trata de suelos pobres en minerales alterables, con textura de arenosa a franco arenosa, con un intenso lavado de Mg, Ca y K, ácidos, pobres en nutrientes y de relativo bajo espesor.

Las características de textura provocan una baja retención del agua, una elevada tendencia a la desecación del suelo en verano, y unos desarrollos radiculares de la vid, únicamente limitados por la profundidad. Los factores edafológicos reseñados han obligado, tradicionalmente, a una intervención humana orientada tanto a limitar la erosión y la degradación de los suelos como a equilibrar sus condiciones de aprovechamiento mediante el uso de una fertilización racional, a la que estos suelos responden de una forma muy eficaz.

Aunque en la D.O.P. Rías Baixas han convivido tradicionalmente las variedades blancas y tintas, han sido las primeras, y entre ellas fundamentalmente la Albariño, las que aportan un carácter específico a esta zona vitivinícola. Algunos varietales blancos acompañan al Albariño en porcentajes no superiores al 30% y aportan particularidades de las diferentes subzonas: se trata de Loureira Blanca, Treixadura y Caíño Blanco. Entre las variedades tintas, muy minoritarias, destacan Caíño Tinto y Espadeiro. Sin embargo, el patrimonio varietal de esta zona vitivinícola es muy rico, existiendo un gran número de variedades de limitada presencia, que contribuyen a enriquecer los matices sensoriales de los vinos producidos.

La época de maduración presenta una insolación no muy elevada, unas temperaturas medias, un descenso de las precipitaciones y un ligero estrés hídrico. Estas circunstancias provocan un balance de componentes de las uvas que da lugar a vinos más reconocidos por la concentración y variedad de su fracción ácida, así como por su aroma, que por su contenido alcohólico.

Fuente : Luis Paadín